La vida de un fotógrafo está llena de pequeños momentos maravillosos, y en todos ellos llevamos una cámara en nuestras manos.
Lo que siento cuando tomo fotografías es pasión, una sensación de libertad infinita y una emoción indescriptible.
Después de trabajar en el mundo de la moda, descubrí que mi verdadera vocación eran las bodas, contar historias de amor.
En una boda todo sucede tan rápido, tan fugazmente… Sonrisas y lágrimas coexisten en un mismo espacio donde las emociones están a flor de piel. Yo, desde un rincón, soy testigo de todo y atesoro cada uno de estos momentos para que las parejas puedan revivirlos el resto de sus vidas.